Para enfrentarse al estudio de manera adecuada y mejorar el rendimiento académico, lo principal es que haya esfuerzo. A este respecto, no existen las recetas mágicas, y un alumno/a que no se esfuerza como debe rendirásiempre por debajo de lo que él mismo podría lograr con otro nivel de implicación.
Pero partiendo de la premisa anterior, y entendiendo que ciertas etapas como la adolescencia complican un poco las cosas, es cierto que multitud de estudiantes rinden por debajo de sus posibilidades por no tener en cuenta, o no saber cómo gestionar, algunas cuestiones que son fundamentales en el estudio. De este modo, y entendiendo lo que sigue como simples “pinceladas” a nivel general, pues cada alumno/a es un mundo y de ahí que para mí resulte fundamental trabajar de forma absolutamente individualizada, existen una serie de cuestiones que conviene tener muy en cuenta a la hora de mejorar nuestro rendimiento académico o el de nuestros hijos/as. Serían las siguientes:
1. Organización:
La organización es la brújula del estudio. Una persona puede esforzarse y poner toda la carne en el asador, pero si falla en este punto es probable que tome la dirección equivocada. En el estudio, como en cualquier otra actividad (trabajo, deporte…) es fundamental saber de qué recursos se dispone (aquí fundamentalmente hablamos de tiempo) y cómo distribuirlos. Hay que tener en cuenta, no obstante, que una buena organización del estudio solo lo será si es absolutamente realista.
2. Método:
Es habitual que los/as estudiantes afronten del mismo modo la gran mayoría de sus materias y, lo que es peor, que asuman que el método que les ha dado resultados en el pasado es el único viable. En este sentido, un/a estudiante de bachillerato puede haber obtenido buenas calificaciones a base de memorizar todo al pie de la letra en cursos anteriores, pero seguramente ahora –o si no más adelante, en la universidad- la cantidad de materia le resulte tan amplia que le parezca imposible llegar a todo, con la dosis de frustración que eso conlleva. De ahí la importancia del método, pero también de ser flexibles frente al estudio.
3. Herramientas:
Al hilo del punto anterior, cabe recalcar que cuantas más herramientas tengamos a nuestra disposición más posibilidades tendremos de potenciar nuestro rendimiento. No es imprescindible abordar cada epígrafe de estudio mediante un esquema, un resumen, un mapa conceptual, un cuadro; lo importante es ser capaz de manejarse adecuadamente con este tipo de herramientas, y así escoger en cada momento la más conveniente.
4. Perseverancia:
Vivimos en la época de la inmediatez, y todo lo que no logramos al primer intento nos provoca una frustración desmedida, que en muchos casos nos aleja de nuestros objetivos. Es muy importante que el alumno/a sea consciente de esto y que lo trabaje consigo mismo. Resulta muy complicado obtener resultados sin cometer antes unos cuantos errores. Si una persona no está dispuesta a enfrentarse al (aparente) fracaso, seguramente no logrará disfrutar del éxito.
5. Evitar las distracciones:
Las “pantallas” en general y el móvil en particular son elementos de distracción muy poderosos y, probablemente, los mayores enemigos de la productividad. Es cierto que, haciendo un uso correcto y responsable de los mismos, se puede sacar partido a la gran fuente de conocimiento que hay en la red –también es fundamental saber “filtrar” esa información-, pero en la mayor parte de los casos lo que ocurre es que se pierde mucho tiempo en estímulos muy potentes como son las nuevas tecnologías, cuando para estudiar de verdad de manera productiva no son necesarias más que tres cosas: un papel, un bolígrafo y ganas de superarse.
Por supuesto, las nuevas tecnologías forman parte de nuestras vidas y no se trata en ningún caso de demonizarlas, pero tampoco es positivo engañarse buscándoles virtudes que no tienen. El alumno/a que estudia “sentado delante del libro” y, además, tiene “todo el tiempo el móvil al lado” es extraño que obtenga buenos resultados y, no me cabe duda, si los obtiene estos mejorarían –en cuanto a tiempo o en cuanto a nota numérica- actuando de otra manera.